Como no conocían la rueda, las cuadrillas de trabajadores, arrastraban los bloques de piedra hasta la pirámide ayudados de trineos de madera. Una vez allí, a pie de pirámide, eran medidos y cortados. A continuación los pesados bloques de piedra eran arrastrados por una rampa inclinada. La rampa, conforme se avanzaba en la construcción y se ascendía, había que reformarla para darle más altura, pero también más longitud para que la inclinación no fuera excesiva. Cuando la pirámide se concluía la rampa se destruía.
La mayor parte de la mano de obra la constituían campesinos, que en verano, cuando el Nilo inundaba sus tierras, realizaban trabajos para el faraón. Eran obreros no especializados que realizaban los trabajos que precisaban gran esfuerzo físico a las órdenes de los arquitectos.
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